Producidas por el cansancio: dormir mal o poco puede ser una de las razones que explica la aparición de ojeras. Si a esto se le suma el estrés y algunos hábitos de vida poco saludables, el resultado será unas manchas oscuras muy llamativas. Bastará con cambiar esos hábitos y algunas de nuestras rutinas (alimentación sana, buena ingesta de líquidos y, por supuesto, suficiente descanso), para que disminuyan o desaparezcan.
Hereditarias: en las de origen genético juega un papel clave la pigmentación –por lo general más elevada de lo habitual-, y están asociadas a la incorrecta producción de hierro por parte del organismo. Hay que saber que eliminar esta clase de ojeras resulta muy complicado, ya que solo se consigue sometiéndose a tratamientos más intensos, que sí o sí deben ser recomendados y practicados por un profesional.
Provocadas por alergias: algunas alergias congestionan los vasos sanguíneos de la zona del contorno de ojos y esa provoca mayor coloración en las ojeras. Lo ideal es consultar a un alergista, para que recete el tratamiento adecuado y así poder eliminarlas.
Originadas en cuestiones farmacológicas: el uso de algunos colirios para reducir la presión ocular podría generar como efecto secundario una pigmentación más oscura alrededor del ojo. Igual que en el caso anterior, lo más recomendable es una visita al oftalmólogo, que sabrá dar las indicaciones precisas para el caso.
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