Entre las llamadas «trampas solares» del cuerpo se encuentran el rostro, especialmente el puente de la nariz, los labios, el contorno de ojos, la frente y las mejillas. La piel del rostro se ve expuesta al sol sin protección a diario. Además, la piel del rostro es mucho más fina y, por lo tanto, mucho más sensible. Por eso requiere un nivel de protección solar especialmente elevado. Cuando estés de vacaciones, asegúrate de usar un protector solar desarrollado especialmente para piel sensible; en tu día a día, usa una crema de día con factor de protección solar. Las zonas en las que se producen rápidamente quemaduras solares son la parte superior del pecho, el cuello, el empeine, los hombros, las orejas y el cuero cabelludo. Además de un protector solar en crema o loción con un factor de protección elevador, la ropa es la mejor forma de protegerse de la peligrosa radiación UV.
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