Persona cuidando su piel

¿Cuáles son los signos de la piel deshidratada y cómo debemos tratarla?

La piel deshidratada no es lo mismo que la piel seca. La deshidratación hace referencia a una condición temporal de la piel, generalmente provocada por el entorno, niveles de estrés o hábitos como el tabaco y el alcohol, y en general presenta una solución relativamente fácil. La piel seca, por su lado, es un estado permanente, relacionado con la genética y signo de falta de lípidos de la dermis.

Rostro de persona

Aunque la piel seca se puede tratar con una serie de cuidados para mantenerla en las mejores condiciones, siempre seguirá siendo una piel seca.

En definitiva, la principal diferencia entre una piel seca y otra deshidratada es que la piel seca carece de componentes grasos, mientras que la piel deshidratada de lo que carece es de agua. Ambas generan una piel tirante y sin elasticidad, así como una piel más proclive a las arrugas y al envejecimiento prematuro. La piel seca, por su parte, suele diferenciarse por ser algo constante y presentar rojeces, descamaciones y una mayor sensación de picazón.

Consejos para tratar la piel deshidratada y seca

Existen ciertos factores externos que pueden afectar tanto a la piel deshidratada como a la piel seca. Te detallamos algunos consejos simples pero efectivos que favorecen a ambos tipos de piel para que te cuides siempre y de la mejor manera:


  • Rutina de limpieza: Es la base y la parte más importante del cuidado de la piel, lo importante es no agravar el problema utilizando productos que puedan irritar o resecar la piel aún más. Elegí siempre limpiadores específicos para tu tipo de piel y usalo como el primer paso en tu rutina, tanto por la mañana como por la noche. Esto te permite eliminar el maquillaje, la suciedad y las impurezas ambientales sin quitarle a tu piel su barrera contra la humedad.
  • Hidratarte siempre: Tanto si tienes piel seca como si tu piel se encuentra deshidratada es esencial que consumas abundante agua durante el día — al menos 1,5 litros.
Persona colocandose crema en el rostro
Persona limpiando su rostro
  • Elegí alimentos ricos en agua como la sandía, el pepino y el aguacate, y en omega 3 como el salmón y las semillas de linaza. Ambos son excelentes aliados para la salud e hidratación de nuestra piel.
  • Evitá los espacios climatizados. En invierno tratá de sumar un humidificador a los ambientes calefaccionados.
  • Acostumbrate a tomar duchas cortas y con agua tibia. Evitar las duchas largas y muy calientes le hace bien tanto a tu piel como a tu cabello.
  • Cuidarte del sol es prioritario. El uso del protector solar tiene que ser algo de todos los días, no importa la hora ni el momento del año.
  • Usar productos hidratantes al menos dos veces al día, especialmente después de la ducha. Esto ayudará a reparar la barrera cutánea y a reducir la sensación de piel tirante.
  • Si visitás una pileta o hacés natación, no olvides aplicarte un tratamiento hidratante y emoliente para contrarrestar el efecto secante del cloro.
  • A la hora de comprar productos cosméticos, elegí aquellos no agresivos y que reparan la barrera natural de tu piel. Priorizá los ingredientes nutritivos y de gran poder hidratante, como el aceite de almendras, el karité o la coenzima Q10.
Persona con piel hidratada y suave