- La limpieza es fundamental, dado que ningún producto funciona en una piel llena de impurezas y restos de maquillaje, así que una rutina que incluya limpiar y tonificar a la mañana y a la noche será suficiente (si hay maquillaje, primero desmaquillar). Existen muchas opciones disponibles para limpiar el rostro, encontrá la que mejor se adapte a tu piel. Un dato para considerar: enjuagar con agua tibia o fría, dado que el agua caliente reseca el cutis.
- Hidratar después de cada limpieza es vital. Porque, aunque la piel produce una humectación natural, no es suficiente: hay que ayudarla desde afuera, aplicando una buena dosis de la crema hidratante adecuada según el tipo de piel, con movimientos circulares, que ayudan a reactivar la circulación.
- Cada siete días se puede hacer una limpieza más profunda, utilizando una fórmula exfoliante que elimine impurezas y células muertas y estimule la regeneración celular.